El eje central de la Espiritualidad Ignaciana es el Discernimiento Espiritual que consiste en reconocer las voces internas que habitan en cada uno de nosotros. Por un lado se encuentran las mociones que nos impulsan a generar vida y a la consecución del mayor bien posible en el propio contexto histórico-social. Por otro lado se encuentran los engaños o tretas internas que nos conducen a la desintegración personal en tanto que nos impiden salir de nosotros mismos y disfrutar de las relaciones con el entorno. De esta manera, cada persona, mediante el Discernimiento de espíritus, puede hacer libremente la mejor elección entre las alternativas que se le presentan.

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