El agua tiende a correr hacia abajo y también lo hace el amor, siendo ésta su fuerza de gravitación.
Lo que procede de arriba no necesita de altura, necesita profundidad, quiere la experiencia del abismo. Lo que procede de arriba, es ya puro y seguro, sólo puede manifestarse descendiendo.
Lo que procede de abajo, tiende naturalmente hacia la altura, El instinto le empuja a la luz…
El hombre quiere subir y la Palabra quiere descender. Es de este modo que ambos se encuentran, a medio camino, en el centro, en la gruta de Belén.

Hans U. von Balthasar

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