Dios está entre nosotros y, sin embargo, hay que buscarlo. Quien cree haberle hallado ya, está muy lejos de El. Desde el momento en que Iñigo tuvo el primer encuentro con el Señor, no cesó nunca de buscarle. Hemos de buscar a Dios porque, a pesar de que se encuentra en todas las encrucijadas de la vida, nuestro corazón no siempre es transparente a su presencia. Hay que descubrir, pues, al Dios-con-nosotros mediante el cambio constante de actitudes y comportamientos.
José María Rambla, SJ

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