"Jesús fue verdaderamente libre. Su libertad estaba arraigada en su conciencia espiritual de que era el Hijo Amado de Dios.
Sabía en la profundidad de su ser, que pertenecía a Dios antes de haber nacido, que había sido enviado al mundo para proclamar el amor de Dios y que regresaría a Dios después de haber cumplido su misión.
Saber estas cosas le dio la libertad para hablar y actuar sin tener que complacer al mundo y el poder para responder al sufrimiento de la gente con el amor sanador de Dios.
Es por eso que el Evangelio dice: 'Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos' (Lucas 6:9)".
Henri Nouwen. La Libertad de Jesús. Pan para el Viaje

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