Esperar con paciencia



Día 10

Con Jesús por la mañana. «Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado» (Lc 18, 9-14).  Aceptar las diferencias con paciencia es una manera de ejercitar la humildad. Muchas veces perdemos la paz porque nos inquietan los defectos de los demás, y creemos tener razón en pedirles y hasta exigirles que cambien y se transformen. Esperar con paciencia es ayudar con humildad a la transformación del corazón del hermano. Siembra paz y buen ánimo en tu modo de conversar y habrás elegido acertadamente el estilo de Jesús en tus vínculos. Ofrece tu día por la intención del Papa.

Con Jesús por la tarde. Humildad. La humildad no es un estilo mojigato ni de apariencia apocada. Humildad es saberse digno, pecador y amado por Dios. Quien conoce los enredos de su corazón comprende con generosidad las dificultades para amar de su hermano. La tolerancia, el perdón y la paciencia con los demás son el resultado de la aceptación de la propia fragilidad. La humildad no es un estado que se alcanza de una vez, sino un camino de acogida a la fragilidad. ¿Qué te dice a ti esta reflexión?

Con Jesús por la noche. Deseos de amor. Aquieta el corazón y serena el pensamiento. Agradece un día más. ¿Dónde pones tu amor a lo largo del día? ¿Reconoces que podrías amar más y mejor a alguna persona? ¿Sientes rechazo o apego a algo o alguien? Acertar en el amor es camino de libertad y plenitud. ¿Qué puedes hacer diferente para crecer en libertad y amar más y mejor a toda creatura? Apunta lo que descubras.

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