Las redes ponen delante de nosotros un medio privilegiado para entrar en la lógica de la conversación de una madre. “La buena madre sabe reconocer todo lo que Dios ha sembrado en su hijo, escucha sus inquietudes y aprende de él” (Papa Francisco, Evangelii Gaudium 139). De esa actitud pueden decir mucho nuestros seguimientos e interacciones en las redes sociales. Porque en definitiva, tenemos delante la oportunidad de adentrarnos en las nuevas formas de intersubjetividad de este mundo digital. Aprovecharlas es apostar por el Evangelio.
Si seguimos solo a quienes nos siguen ¿qué mérito tenemos? Si seguimos solo a quienes nos alaban ¿qué merito tenemos? En la Red, la Iglesia también está llamada a vivir su vocación de sacramento en medio del mundo. Vamos a hacer el camino que va de una Iglesia que se presenta solo como transmisora de conocimientos a una Iglesia-Madre, aunque a menudo se exponga al dolor y la heridas que le puedan causar sus hijos.
Alejandro Labajos

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