A veces en la vida es necesario cerrar algunas puertas. Ciclos que se terminan, personas que toman nuevos rumbos y se convierten en un recuerdo, decisiones que tras ser tomadas se transforman en un suspiro de alivio…
También, en otras ocasiones, hay puertas que conviene abrir. Personas que llegan, experiencias que comienzan, amor que se expresa en acciones…
Las puertas deben ser abiertas o cerradas luego de un buen discernimiento. No vaya a ser que por actuar a las apuradas o sin pensar las consecuencias, terminemos cerrando o abriendo las equivocadas.
Conviene no dejar la puerta entreabierta, obstaculizando el paso ya que no podrá salir lo que es necesario que salga,o entrar lo que es bueno que entre…
Tranquilidad y abandono en Dios auxilian en esos momentos decisivos.
@Ale Vallina

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