Una buena sonrisa es más un arte que una herencia. Algo que hay que construir pacientemente, laboriosamente, con equilibrio interior, con paz en el alma, con un amor sin fronteras. La gente que ama mucho sonríe fácilmente, porque la sonrisa es, ante todo, una gran fidelidad a sí mismo. Un amargado jamás sabrá sonreír. Menos, un orgulloso.


Luis Martín Descalzo

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