Donde quiera que pongas tu mirada, donde quiera que fijes tu atención, donde quiera que un átomo subsista, encontrarás a Dios.

En las formas diversas de las nubes, en los rayos dorados que da el sol, en el brillo que lanzan las estrellas, encontrarás a Dios.

En los dulces balidos que en los prados el rebaño da al silbo del pastor, en los trinos cambiantes de las aves. encontrarás a Dios.

En la sangre que corre por tus venas, en la misma conciencia de tu yo, en los propios latidos de tu pecho, encontrarás a Dios.

En la santa figura de la madre cuyo seno la vida te donó, en la franca sonrisa de una hermana, encontrarás a Dios.

En las lindas pupilas de la joven que de amores prendió tu corazón, en la grata visión de un ser querido, encontrarás a Dios.

En las horas de sombra y amargura cuando a solas estés con tu dolor si le buscas en la sombría noche encontrarás a Dios.

Arturo Gutierrez Martin

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