En esos momentos no lo percibimos con claridad. Caemos como en un sueño profundo que nos impide ver. Parece que nos hubieran bloqueado la capacidad de resolver situaciones complejas…
Pero luego tomamos aire, observamos el problema desde una prudencial distancia y cedemos el control a Dios. Así logramos percatarnos de que hay oportunidades vestidas de dificultades.
Se genera el milagro…y nacen las soluciones.
Que las contrariedades y tropiezos no nos hundan. Más bien, ante ellas, subamos al bote salvavidas. Aparecerán en el horizonte nuevos y seguros puertos. Puertos que desconocíamos hasta el presente. Puertos plenos de enseñanzas.
Las crisis no deben espantarnos. A partir de ellas nos fortalecemos, aprendemos y nos conectamos con nuestras fuerzas internas sanadoras, que yacían dormidas deseosas de avivarse…
Las crisis son siempre oportunidades. No lo olvides.
@Ale Vallina

Comentarios