Un poquito de paz. De calma, de quietud, de silencio, de sentido, de encuentro profundo... ¿Quién no lo anhela en algunos momentos? Allá donde hay guerra paz es lo que falta. Y aquí, donde no hay guerra, pero vivimos a cien por hora, todavía buscamos “tener la fiesta en paz”, que no siempre es fácil. Pero es posible. Y necesario. Y deseable. Vivir en paz, con uno mismo y con los otros, y hasta con Dios. Aunque sea a ratos. Aparcar por un rato el lamento, el dramatismo, la lágrima… para reconocer lo mucho bueno que hay en la vida. Saber mirar alrededor, con un poco de amor.
Pastoral sj

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