«Esta experiencia vital de Ignacio de Loyola queda recogida en la última de las contemplaciones del libro de los Ejercicios, la Contemplación para alcanzar Amor [Ej 235-237], que se ofrece al ejercitante como algo que se "desprende" del propio proceso: la apertura de la interioridad al amor de Dios es un modo de relacionarse, de experimentar al Mundo; alcanzar el Amor es alcanzar el corazón del Mundo, porque es descubrir ahí al Dios que lo habita [Ej 235].» (José Gª de Castro, SJ)

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