El verbo para la oración de esta semana es: “Corregir”

Cuidaos vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale
Lucas 17,3


Corregir, literalmente es volver a la regla, enmendar lo errado. Todo el arte de este verbo es, entonces, saber cuál regla es la que hay que utilizar en cada caso...
Hay personas que no utilizan más regla que su propio gusto. Para ellas, corregir en los demás no es otra cosa que indicarles cómo tendrían que obrar para darles gusto a ellas. Otras personas toman como regla evitar problemas. Cultivan, por lo mismo, una paz engañosa y frágil, una especie de tranquilidad cobarde que siempre termina suscitando problemas peores. Otros, en cambio, se aferran a un criterio moral externo (libro, catecismo) en el que sienten que están ya todas las respuestas a todas las preguntas y situaciones humanas. Para ellas, corregir es recordar la página en la que ya está descrita la vida; es aplicar el manual. Otros piensan que la regla es que cada cual debe ser feliz con sus propias ideas y creencias. Según ellas, corregir a alguien simplemente es ayudarlo a que aplique coherentemente sus propios principios, sean los que sean. Otros, finalmente, piensan que simplemente no hay regla. Según ellos, el problema no es corregir a los demás, sino adaptarse uno de modo que pueda lograr lo que ve que le interesa o le conviene. Como cuál de estas personas somos cada uno de nosotros???
Ninguna de estas posturas da verdadera respuesta a un corazón adulto…Corregir es el verbo de la madurez humana y cristiana. Es quizá la conjugación más dura del verbo amar, porque requiere inmenso desinterés, misericordia, discernimiento, transparencia, examen de sí mismo... Un verbo difícil de poner en práctica con verdadero amor…
Corregir es un verbo que no nos gusta porque no sólo es difícil realizarlo bien, sino que, aunque esté bien realizado, casi siempre es mal recibido.
No hagas de toda corrección una denuncia. La denuncia supone de algún modo culpabilidad en el otro. La corrección en cambio hay que hacerla también en los casos en que hubiera descuido, ignorancia o error.
No corrijas para abandonar. Una corrección no es una despedida, ni una manera de descargarse uno, ni un memorial de agravios, ni un pliego de peticiones, ni un ultimátum. Una corrección es un saludo al nuevo ser de aquella persona a la que corregimos. La mayoría de tus correcciones serán mal recibidas.

Preguntas para la oración:


. Cuáles son tus propios defectos que te cuestan corregir en ti mismo?
. Cuáles serían esos defectos a corregir en tus padres? (e hijos)
. Aceptas fácilmente una corrección? O por lo contrario, te enojas si te corrigen?
. A quién les has aceptado correcciones y a quién no?
. Cuando eres tú el que corrige lo haces con ira, miedo o indiferencia? Crees que corriges con verdadero amor?
. Justificas o te defiendes de las correcciones que te hacen?
. Qué es lo que más han tratado de corregirte?
. Qué haces para corregirte?

Sólo Dios es perfecto, aunque todos estamos llamados a tender a su misma plenitud (Mt 5,48). Por eso él corrige a las naciones (Sal 94,10) y quiere que le tengamos como nuestro único Padre, Jefe y Maestro (Mt 23,8-10).


Si no tienes un amigo que te diga tus defectos, busca un enemigo que te haga ese favor. Pitágoras. 

A pedirle a Dios que nos ayude a corregir firmemente nuestros errores y los de nuestros hermanos. Pero que siempre prime el amor…Amén.

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