Muchos sentimos la presencia de Dios, especialmente fuerte, a través de la naturaleza. Tal vez nos sentamos bajo un árbol para orar, o damos un paseo para reflexionar sobre un problema, tal vez contemplamos un atardecer para inspirarnos, o vamos a pasear junto al mar en momentos de angustia. Para los directores espirituales, comprender la capacidad que tiene un ejercitante de relacionarse con la creación puede dar útiles indicaciones para sugerir nuevas formas de dinámica espiritual. Dios nos recuerda, una y otra vez, en el Génesis, que al mismo tiempo que Él daba forma a la creación, veía que era buena. Nuestro oikos, nuestra casa, es buena desde la creación: no porque es útil, no porque es donde se escenifica la vida humana, sino simplemente porque Dios la hizo. Ignacio reconoció, y nos invita a reconocer, cómo Dios nos ama profundamente a través de su creación, de la que aprendemos y que nos sostiene. Esta comprensión se amplía el primer día de la Segunda Semana, cuando se no