Eterno Señor de todas las cosas, Siento tu mirada puesta en mí, Sé que tu Madre está aquí cerca Y que, en torno a ti, hay una multitud De hombre y mujeres, de mártires y santos. Si tú me ayudas, Quisiera ofrecerme a ti: Es mi determinación más firme y mi deseo Si Tú me aceptas, Proceder en este mundo como tú procediste. Sé que viviste en una pequeña aldea, Sin comodidades, sin educación especial. Sé que rechazaste el poder político. Sé lo mucho que sufriste: Las autoridades te rechazaron, Los amigos te abandonaron. Pero, para mí, es algo maravilloso Que me invites a seguirte de cerca. Adaptación del original de Ignacio de Loyola
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Mostrando entradas de abril 29, 2012
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Este fin de semana soltamos, en cuanto de nosotros dependa, y con la gracia de Dios, todo aquello que nos amarra a la tristeza, al desconsuelo y a la amargura. En la certeza de que el Señor es nuestro Pastor y de que reconforta nuestro alma nos desprendemos de toda pena y aflicción, y vemos el vaso “medio lleno” de nuestra vida, que está repleto de maravillas que nos dona Dios a cada uno de nosotros… Confiamos, como dice el salmo 23, en que Él nos hace reposar y que aunque atravesemos oscuras quebradas estará a nuestro lado. El Dios da la Vida nos cuida y nos asiste, a quién temeremos entonces?. Demos gracias a Dios por tanto bien recibido! Saludos a todos! @Ale.
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Con inmensa alegría les contamos que en los próximos días en Nepal se celebrarán los 60 años de la presencia de la Compañía de Jesús en esas tierras. Serán conmemorados en una solemne ceremonia que tendrá lugar en el 6 de mayo en la St. Xavier's School (Jawalakhel, Katmandu) al término de tres días de asamblea de los jesuitas de la Región. Demos gracias al Señor por estos seguidores de Ignacio...
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Del Evangelio de hoy: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le entrego a su Hijo único, para que todo que crea en Él no perezca, si no que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, si no para que el mundo se salvara por Él” Juan: 3,13-17 Te sientes amado/a por Dios? Aún en las tribulaciones y desconciertos? Tu relación con el Señor se basa en el amor o en el temor? Crees firmemente que Dios envió a su Hijo para salvarte y no para condenarte?
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Cuando tienes que decidir entre dos o más cosas buenas puede ayudarnos... "El signo seguro que nos permitirá detectar sin riesgo de error lo mejor de nosotros es el gusto interior, el gozo. Al ver la estrella, los magos se llenaron de inmensa alegría(Mt 2,10). En el caso de un estudiante, gracias al gusto profundo que experimentatá por un autor, una materia, un deporte o una actividad, irá descubriendo poco a poco su tesoro oculto. El gozo es la brújula de la vida, la estrella de la verdadera felicidad. Esta búsqueda de nuestro tesoro exige paciencia y escucha, es decir, atención y disponibilidad a las señales que Dios nos hace, en nosotros mismos y a nuestro alrededor." Jacques Fédry SJ
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Jesús exclamó: "El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas. Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó". Jn 12, 44-50
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El Dios Poder y el Dios Amor [1] Una de las dificultades más serias en la comprensión del mensaje de Jesús procede, sin duda, de la resistencia que experimentamos a abandonar determinadas imágenes de Dios que proceden, entre otras cosas, de los sueños infantiles de omnipotencia. Desde esas ilusiones infantiles, tendemos a configurar nuestra imagen de Dios -mediante una proyección maléfica de nuestras aspiraciones narcisistas- como la representación suprema del poder. Situamos así uno de los más serios obstáculos para la comprensión de lo que Dios nos quiso decir de sí mismo a través del Señor Jesús. Nunca se llamó a Dios Todopoderoso en los evangelios. Como ha puesto de manifiesto la teología bíblica reciente, la conducta y las palabras de Jesús más bien nos hablan de un Dios débil, porque Dios aparece esencialmente como amor y el amor es débil cuando en su oferta es rechazado. Por ello, la entrega de Jesús hasta la muerte constituye la manifestación suprema de Dios como amo
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De niño le daba miedo subir al trampolín de la piscina. Llegaba a lo más alto, caminaba por el tablón, se asomaba al borde, con una mezcla de vértigo y ganas, y aunque el agua allí abajo ofrecía mil promesas, también le asustaba pensar en t odo lo que podía salir mal. «¿Y si me doy un planchazo? ¿Y si no es tan hondo como parece? ¿Y si alguien se ríe?» Y así estaba, un paso adelante, y otro paso atrás, sin decidirse nunca a saltar. No recordaba la cantidad de ocasiones en que se había rendido. Desistía. Volvía a bajar por la escalerilla, con una mezcla de vergüenza y decepción, y el estómago encogido por la frustración y los nervios. Pero aunque trataba de no volver a subir, la promesa de zambullirse, al fin, en el agua fresca, le atraía de nuevo a lo alto. Llegó el día en que pudo más el anhelo que la prudencia, la promesa que la desconfianza, el valor que el miedo. Se acercó al extremo. Miró abajo. Se dejó caer inclinando el cuerpo para que la cabeza fuera por delante. Y en esos in
“Te conozco, sé quién eres”
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Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Él huye porque sólo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor. Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre. Jn 10, 11-18 “Te conozco, sé quieres eres”. El relato del Buen Pastor reconduce nuestra mirada al corazón del evangelio. Lo central del