Según E. Fromm la necesidad de satisfacer el amor se sustenta sobre la premisa falsa de que resulta imprescindible encontrar alguien por quien ser amado en lugar de desarrollar la capacidad de amar.
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Mostrando entradas de abril 20, 2014
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Existen personas que son extremadamente críticas con ellas mismas. A veces, incluso, se maltratan de tal modo que su autoestima y autovaloración caen en un precipicio del que les resulta muy difícil salir. Es muy sano observar lo que hacemos, decimos, pensamos y sentimos. De la observación saldrán los arrepentimientos, los deseos de enmienda, los pedidos de perdón y el reconocimiento de la maravillosa misericordia de Dios…pero si quedamos mortificados, golpeados y nos sentimos desgraciados, es que algo hemos hecho mal. No te castigues. No te maltrates. Intenta corregirte, pero sin lastimarte. Aprueba tus logros, tus pequeños pasos hacia el mejoramiento de tu propia persona…No olvides orar con fe filial, de hijo confiado en el Padre. Dios no te maltrata. No lo hagas tú. @Ale Vallina
Decálogo de La Serenidad por Juan XXIII
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¡Escucha la voz de Dios! « Vivir es caminar, progresar, desarrollarse, cambiar. Es algo muy dinámico. Es este continuo movimiento, no pocas veces nos hallamos perplejos, vacilantes. ¿Acertaré o me equivocaré tomando tal o cual decisión?. En tales momentos nos viene bien servirnos de la luz que otros vieron en parecidas circunstancias, conocer lo que hicieron para salir del atolladero » . (E. P. Ramos, en el Arte de Vivir )
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Leí por estos días una frase de Marco Tulio Cicerón que decía: "Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo". Podemos agregar, dado que Cicerón no conoció a Cristo, que la conciencia es la voz por la que Dios habla a cada uno de sus hijos. Dicho de uno u otro modo, lo cierto es que intentar congraciarse con el mundo a costa de guardarnos en los bolsillos nuestros valores, suele perdernos en un remolino de mentiras e iniquidades. Al único que debemos estar atentos de rendirle cuenta de nuestros actos es a Dios. Sólo a Él. Lo que piensen los demás corre por cuenta de ellos. Seamos libres. No dejemos que otros nos impongan criterios alejados de nuestra esencia o de nuestros valores. Pidamos al Señor la gracia de hacer siempre su voluntad aunque el mundo se oponga… @Ale Vallina
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Se acaba el temor. Una de las palabras que más repite el Resucitado es «No tengáis miedo». Y está bien eso de tener valor en la vida, cuando hay tantos motivos que a veces nos hacen vivir un poco asustados, temerosos de lo que pueda ocurrir . Da miedo equivocarse. Y quedarse solo. Eso asusta mucho. Da miedo el rechazo de los demás. Asusta, también, el fracaso en lo que uno acomete. La enfermedad, el desamor, el dolor… Pero la palabra sigue ahí, clara y directa. «No tengas miedo». Porque, pase lo que pase, el último giro del camino nos va a conducir a una tierra buena. Y esa certidumbre permite plantarle cara a todos nuestros fantasmas. Fuente: Pastoral sj
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Tenemos un planeta al que no cuidamos con esmero. Una tierra que nos reclama a cada paso los daños (algunos irreparables) que le hemos provocado. Toda la creación a nuestra disposición, y sin embargo, tanto roto, tanto destruido, tanto malt ratado, tanto quebrado… Estados Unidos es el país que más contamina el planeta. Muchas otras naciones engrosan una lista que desazona y alarma. Los mares, las cuencas de agua, los campos, las ciudades, la atmósfera, el derrame de residuos químicos…Atentamos con saña y luego nos lamentamos. En nuestras manos están las soluciones. Algunas a corto y otras a largo plazo. Pero si no comenzamos hoy, lo lamentaremos con lágrimas que derramarán varias generaciones… Recemos por este maravilloso planeta creado para nuestro gozo por el amor del Padre. Hagamos de esta inmensa casa un “hogar” en el que valga la pena vivir. @Ale Vallina
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Hay un desorden externo y uno interno. Todos lo reconocemos, o al menos lo vislumbramos. En muchas ocasiones el desorden externo refleja, de alguno u otro modo, el desorden de nuestra interioridad. Lo cierto es que así como cuando acomodamo s cajones y alacenas; o cuando limpiamos los placares y roperos nos sentimos más a gusto y disfrutamos de la belleza y de la armonía. Ni qué decir cuando nos sorprendemos de la cantidad de trastos viejos e inútiles que podemos desechar para dar lugar a lo nuevo… En nuestra vida interior suele ocurrir algo similar. ¡Mucho para desechar! Malos recuerdos, sentimientos nocivos, actitudes penosas que dañan y nos dañan. La oración confiada y el deseo genuino de trabajar en uno mismo, pueden permitirnos que lo que está oscuro, confuso y desordenado logre, a la luz del Resucitado, salir del caos. ¡Lo inservible, afuera! Dejemos espacio a lo nuevo, especialmente a lo que sana, acondiciona y nos otorga libertad. @Ale Vallina.
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RESUCITAR no es una piel envejecida que se estira en el quirófano sino una presencia que ilumina cada arruga con su historia, no es un golpe en el alma que se anestesia con drogas sino una caricia que sana la memoria y la carne, no es un desencuentro entablillado para salvar apariencias, sino un abrazo infinito que teje las diferencias, no es un robo a los pobres legalizado con indultos, sino un fuego que separa la justicia de la escoria, no es el oasis final para olvidar pesadillas, sino un vino añejado en las bodegas del camino. porque todo lo que nos golpea a ti también te hiere y al abrirse en ti a la vida también en nosotros resucita. Benjamín González Buelta SJ
«¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!»
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«El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la piedra quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: - «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él hablaba de resucitar de entre los muertos» Jn 20, 1-9 Seguramente que no podremos