Leí por
estos días una frase de Marco Tulio Cicerón que decía: "Mi conciencia tiene para mí
más peso que la opinión de todo el mundo". Podemos agregar, dado que
Cicerón no conoció a Cristo, que la conciencia es la voz por la que Dios habla
a cada uno de sus hijos. Dicho de uno u otro modo, lo cierto es que intentar
congraciarse con el mundo a costa de guardarnos en los bolsillos nuestros
valores, suele perdernos en un remolino de mentiras e iniquidades.
Al único
que debemos estar atentos de rendirle cuenta de nuestros actos es a Dios. Sólo
a Él. Lo que piensen los demás corre por cuenta de ellos.
Seamos libres.
No dejemos que otros nos impongan criterios alejados de nuestra esencia o de
nuestros valores.
Pidamos al
Señor la gracia de hacer siempre su voluntad aunque el mundo se oponga…
@Ale
Vallina
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