Tiene razón J. Metz cuando denuncia que en la espiritualidad cristiana hay demasiados cánticos y pocos gritos de indignación, demasiada complacencia y poca nostalgia de un mundo más humano, demasiado consuelo y poca hambre de justicia. José Antonio Pagola.
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Mostrando entradas de octubre 13, 2013
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Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena. Lo que precisa no es eliminar la tensión a toda costa, sino sentir la llamada de un sentido potencial que está esperando a que él lo cumpla" Ese esfuerzo y esa lucha que merece nuestro existir, es motivado por el amor y sólo en razón de ella y por ella, podremos alcanzar nuestra trascendencia. Es, por ejemplo, el caso de una persona que sufre algún mal incurable; sus esfuerzos y esperanzas por luchar por tal enfermedad, sólo puede ser justificado por el amor que siente dicha persona ya sea a Dios, a su esposa, a sus hijos, a él mismo etc. Esta es la radical importancia y naturaleza del amor: olvidarse de sí mismo buscando, en los otros y en obras, la trascendencia de uno mismo la cual, es motivada y fundada por el amor hacia los demás. Y es que el hombre se encuentra a sí mismo, como tal, cuando se entrega a otro. Viktor Frankl
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Te ofrezco, hoy, lo que soy y tengo: mi vida, mi cuerpo y todos mis sueños, mis penas y mis dudas, mi firme empeño, mi esperanza de ser envuelta en miedos; mi dolor porque a veces quiero y no puedo; y mi pudor porque otras puedo y me niego. Mi espíritu rebelde y cuanto intuyo; mi indómito carácter, mi necio orgullo; mi tormento al no conseguir lo que quiero, mi rabia de persona discriminada, en tu nombre, por el fuero eclesial que a tu Palabra tiene amordazada. Aquí estoy como sabes y puedo, con el silencio a mis demandas diarias, el cachondeo de los que mandan, la justicia que nunca llega a tiempo y el reseco en mi garganta que clama, como la protagonista de tu parábola. A veces me debato, sola conmigo, por callar lo que debo decir a gritos, por no callar a tiempo cosas que digo; y otras me encaro con todos y Contigo por lo fácil que olvidamos lo que somos: hermanos hechos por tu soplo y mano. Junto a la desazón, por mi impotencia, yo te ofrezco, Señor, mi ternura y mis besos, lo má
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Te pedimos la paz que nos es tan necesaria como el agua y el fuego la tierra y el aire La paz que es perdón que nos libera de la rabia y la ira, de la envidia y la sangre La paz que es amnistía de presos y exiliados que desean un hogar más digno y estable. La paz que es libertad, la vida siempre abierta en la casa y en la fábrica, en la plaza y la calle. La paz que es el pan amasado cada día que se rompe en la mesa con júbilo y con hambre. La paz que es la flor de tu reino que esperamos y que hacemos más bello y cercano cada tarde. Te pedimos la paz y a nosotros nos pedimos porque somos hermanos y Tú eres nuestro Padre. Víctor Manuel Arbeloa
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Si nos piden ayuda hoy, nuestras manos deben estar dispuestas a auxiliar hoy. No dilatemos la amorosa acogida al hermano que sufre. Si eludimos la parte de responsabilidad en el bienestar común o si nos conformamos con solamente enunciar qu e en “todo hay que amar y servir” llegará el momento en el que no podremos sostener nuestra propia mirada en el espejo. El que nos pide socorro, ayuda o acompañamiento no espera que seamos perfectos sino que seamos humanos…Tampoco recurren a nosotros porque usamos las palabras precisas o el modo políticamente correcto. Lo que desean es que un corazón se les acerque para darles calidez y ternura, y tal vez nuestra cercanía sea el momento en el que sientan vivamente la presencia de Dios a su lado… Estamos dispuestos a servir donde el Padre nos pide servicio? @Ale Vallina.
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17 de octubre DIA MUNDIAL DE LA ERRADICACION DE LA POBREZA Sí, hoy existe una riqueza que empobrece. Hay una riqueza que acapara, que atesora, que no comparte, que no contribuye, que se esconde, que con su poder chantajea imponiendo su criterio para no contribuir y seguir acaparando, que consume cantidades desorbitantes de recursos escasos. Es una riqueza sin rumbo, sin misión, sin un objetivo o destino, mas allá de generar más riqueza para ellos, generando así pobreza para el resto, porque impone su poder y porque los recursos no son infinitos. Esta obsesión por la riqueza empobrece también a las personas que la poseen, porque les impide ver riquezas más verdaderas. Nos va a costar décadas conseguir que la riqueza se ponga al servicio de las personas, empezando por las más vulnerables y excluidas. Pero lo vamos a conseguir. Xavier Quinza Lleo.
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El hombre ha estado con Dios. Lo ha sentido tan vivo que su presencia inconfundible lo acompaña adondequiera que vaya. Se le presenta una gran dificultad: cómo perdonar una ofensa, siente una gran repugnancia en aceptar a alguien que le cae mal. Por amor a ese Dios a quien siente presente, afronta la situación y supera la repugnancia. Al hacer este vencimiento, crece el amor por Dios (diría 'crece' Dios: su presencia es más densa en mí). Este amor le empuja a un nuevo encuentro con Él. Este es el circuito vital. No solamente eso. La situación repugnante, superada con amor, se ha transformado en dulzura, como le ocurrió a San Francisco con el leproso. Y Dios le dijo: 'Francisco, deberás renunciar a todo lo que has amado hasta ahora, y todo cuanto te parecía amargo se convertirá para ti en gozo y dulzura'. En el encuentro vislumbra que durante el día tendrá que dar las grandes batallas en el terreno de la mansedumbre, de la paciencia y la aceptación, y 'lleva
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Sólo aquellos que son amados y se alegran en ese amor pueden ser auténticos pacificadores. La oración (vivir en la presencia de Dios) es la acción pacificadora más radical que podamos imaginar. La oración es pacificación y no simplemente la preparación antes, el apoyo durante y la acción de gracias después. La oración no es principalmente una manera de conseguir que algo se lleve a cabo. En la oración podemos deshacer el miedo de la muerte y, por lo tanto, la base de toda destrucción humana. Henri Nouwen.
¿Cuál es mi ídolo escondido? El Papa el martes
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Muchos identifican amar con gustar, pero nada tiene que ver lo uno con lo otro. No todo lo que se gusta es amor. Dicen: me gusta su cintura, el ritmo de su andar, la modulación de su voz. Puede nacer el amor sin que lo cautive ninguna zona anatómica concreta, ninguna parcialidad determinada de personalidad. El amor nace de un momento en que el ser humano se olvida de sí; es deslumbrado, 'sacado' de sí mismo y cautivado por un otro todo. Crece con deseos de darse y se consuma en el olvido total de un gozo recíproco. De otra manera, los aspectos que 'me gustan' pueden desvanecerse al primer golpe del viento otoñal. Muchos amantes, seducidos por efímeros atavíos, se constituyen en pareja. No es de extrañar que tantos compromisos conyugales acaben a la postre en flores de un día. La profundidad del amor se mide por las pequeñas alegrías que se dan los cónyuges y también por las pequeñas heridas que reciben, pero no heridas que provienen de los oscuros manantiales del ego
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Somos generativos desde lo más profundo del corazón y podemos ser “madres” unos de otras y otras de unos. Pero, para ello, deberemos estar más atentos a los movimientos del corazón, a aprender de sus más leves oscilaciones. Escuchamos la voz del Viviente que nos llama a repensar el amor, a entrar aún más adentro de nuestro frío corazón y volver a tomar conciencia de lo que hemos perdido. Nuestra propia historia escondida debe salir a la luz y volver a descubrir su Protagonista oculto, su amor que nos conduce y nos sana. ¿Nos reconocemos capaces de transmitir la riqueza y la debilidad de nuestra vida? Xavier Quinzà Lleó