«Tres claves para vivir la navidad»
Lo más significativo del cuarto domingo de Adviento es que dentro de siete días estaremos frente al pesebre contemplando el nacimiento del Hijo de Dios. Si, hemos escuchado bien; el que está por nacer es el “HIJO de DIOS”. Y tal vez, porque para muchos todavía es algo un tanto “incomprensible” y para otros forma parte de las “fabulas” que decoran el final de un año, el corazón no termina de disponerse para vivirlo. A veces me pregunto ¿Cuántos son los cristianos que en la noche de navidad comprenden lo que está aconteciendo? ¿Cuántos frente al pesebre sienten que en ese Niño se les regala “algo”? ¿Cuántos llegan a comprender que en el Niño que nace hay un mensaje personal para cada uno? En ocasiones tendemos a “ignorar” lo que no podemos comprender. Preferimos decir “eso no tiene tanta importancia” cuando no tenemos el valor de luchar por ello. Repetimos “no es para tanto” cuando queremos evitar el sufrimiento y lo que es peor aún optamos por embriagar la vida con abundancia de “cosas