Si cuando llegas hasta mí mi pesebre no está preparado,
te lo ruego, Señor, no sigas de largo.
Déjame salir apresurado a juntar mis dos manos
en gesto ahuecado y ofrecerlas a ti donde poner tu regalo.
Tal vez así aprenda mi pecado, qué grande es tu amor
para ponerse allí donde apenas… lo han mendigado.
Javier Albisu sj
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