«En el desierto de nuestras vidas»
«En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva» Mc 1, 12-15 Si comprendemos nuestra fe como un llamado a imitar los mismos sentimientos de Cristo y si valoramos nuestra vocación de cristianos como seguimiento a Jesucristo, no debería sorprendernos encontrarnos muchas veces “viviendo entre las fieras y los ángeles”. Nuestro compromiso como cristianos es un llamado profundo y real a ser “luz en medio de las tinieblas”. Instrumento de paz en medio de las discordias y de las divisiones, de verdad en una sociedad plagada de mentiras, de claridad y certezas en medio de confusiones y dudas. El cristiano vive por mo