En algún lugar debajo de tu piel está Dios, ¡búscalo!. No temas encontrarte cara a cara con Él, ¡Atrévete!, descubrirás que hay en ti nostalgia de Dios. En los surcos de tu mano y en tu voz está Dios, ¡búscalo!. No debes olvidarlo, nuestra vida es buscar, Cada canción despertará en tu caminar Nostalgia de Dios. En tu agitado, inquieto corazón, está Dios. ¡búscalo!. Los días de penumbra pasarán, ya verás; Y el nuevo sol, a contraluz, te hará sentir nostalgia de Dios.
Entradas
Mostrando entradas de octubre 14, 2012
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Cuáles son mis contribuciones para que el mundo sea más justo, más alegre y más sano? Actúo en favor de los más necesitados? O me quedo rezongando sobre como “debería” ser el mundo, pero no colaboro para lograr cambios positivos? A qué personas admiro por su contribución activa a favor de una sociedad más justa y equitativa? Qué puedo hacer por mi familia, mis amigos y la comunidad en la que vivo? Conozco instituciones que ayudan a los enfermos, indigentes, huérfanos? Me gustaría colaborar allí? Estimulo a mis hijos para que participen en grupos parroquiales, fundaciones u ong que ayudan al prójimo necesitado? Conozco cuáles son mis dones y talentos? Los pongo al servicio de Dios? Qué puedo hacer hoy por Cristo?
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de los que se colocan abajo. No cabe en ella jerarquía alguna en clave de honor o dominación. Tampoco métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que construye la comunidad cristiana. José Antonio Pagola
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
En la tierra nueva las casas no tienen llaves ni los muros rompen el mundo. Nadie está solo. No se habla mucho del amor, pero se ama con los ojos, las manos, y las entrañas. Las lágrimas son fértiles, la tristeza se ha ido para no regresar, y se ha llevado con ella la pesada carga del odio y los rencores, la violencia y el orgullo. Es extraña la puerta que abre esa tierra: es la sangre derramada de quien se da sin límite, es la paciencia infinita de quien espera en la noche, es la pasión desmedida de un Dios entregado por sus hijos; nosotros, elegidos para habitar esa tierra nueva. José M. R. Olaizola sj
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
La casa no sólo hace alusión a ese lugar en el que habitamos sino también al corazón donde viven los sentimientos, afectos, deseos y sueños del ser humano. Es ciertamente maravilloso encontrar personas que cuando se acercan a nuestra casa traen palabras de consuelo, amor, reconciliación y paz. Ellos son portadores de la Buena Nueva de Dios. Pero lamentablemente también hay personas dedicadas, casi exclusivamente, a teñir nuestros hogares de angustia, dolor, desaliento y desesperanza. Debemos estar atentos a cobijar a todo aquel que traiga paz al propio hogar, y saber poner límites a aquellos que pretenden introducir división en nuestras vidas. Pero todavía es más importante examinar nuestras propias palabra y actitudes para descubrir si somos o no portadores de la Buena Noticia del Reino para corazón y a los hogares de los demás, o si por el contrario, somos de aquellos que nos dedicamos a contagiar desesperanza. El Espíritu de Dios no divide, INTEGRA. "Señor, concéden
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
En ocasiones exigimos tanto a los demás que les imponemos cargas imposibles de sobrellevar. Pero lo peor es que esas exigencias ni siquiera es para su bien. Lo hacemos por capricho, avaricia o ambición. El "pequeño déspota" dentro de nosotros no sabe reconocer en el otro la imagen de Dios. Exigimos, exigimos y exigimos.. que cambien los otros, pero nosotros no movemos un dedo para cambiar nosotros. P. Javier Rojas, sj
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Ignacio recuerda de inmediato el propósito de nuestra existencia, que es Dios y su servicio. Todas las realidades de esta tierra pueden ser ayudas u obstáculos con vistas al fin; de ahí la necesidad de hacemos «indiferentes», es decir, libres interiormente ante toda cosa creada, «solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados». «Hacernos indiferentes», porque no lo somos espontánea ni naturalmente. Es preciso que nos liberemos de todas nuestras afecciones desordenadas, que estemos dispuestos a desprendernos de nuestros proyectos para acoger el de Dios. Si no se realiza esta tarea de liberación interior, la decisión no se tomará de manera debida, porque las cosas estarán «retorcidas» de entrada. Solo realizaremos lo que pensamos que D ios quiere, no lo que efectivamente quiere. La falta de libertad interior falsea a menudo las decisiones que toman los hombres, solos o en grupo. Jacques Fédry, SJ
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
«El magis [más] no es ignaciano sino en la medida en que se aprende a insertarlo en el deseo personal que vive y habla en el corazón de cada hombre. Para Ignacio fue una liberación descubrir que su deber no era inventarlo todo él mismo, sino que Dios hablaba en lo más profundo de su corazón y le impulsaba delicadamente hacia un plus de vida. Así, poco a poco, desarrolló y refino su arte del discernimiento de espíritus. Ignacio fue convirtiéndose en san Ignacio a medida que aprendía a escuchar el soplo del Espíritu orando en lo más profundo de su corazón. Aprendió a discernir entre las mociones que invitan a un plus de vida, gozo, paz y esperanza (el buen espíritu), y otras que, pese a lo atractivas que puedan parecer en un principio, conducen finalmente al “impasse”, la angustia, la tristeza o el vacío (el mal espíritu). A menudo el magis llevará a un plus de actividad, pero partirá siempre de la escucha de esa voz silenciosa que habla en nuestro corazón. Por eso
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Pienso que la amistad viene del amor, y el amor, de la libertad; que para ser amigo hay que amar, y para amar, ser libre; que sólo el libre puede amar, y sólo el que ama puede ser amigo; y que, en último término, quizá la expresión más grande de la libertad esté en el amor, y la del amor, en la amistad. Carlos Toledo
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Vivo ya fuera de mí después que muero de amor, porque vivo en el Señor que me quiso para sí. Cuando el corazón le di, puso en él este letrero: que muero porque no muero. Esta divina prisión del amor en que yo vivo, ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero. ¡Ay! ¡Qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero, que muero porque no muero. ¡Ay! ¡Qué vida tan amarga do no se goza el Señor! Porque si es dulce el amor, no es la esperanza larga; quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero, que muero porque no muero. Solo con la confianza vivo de que he de morir, porque muriendo el vivir me asegura mi esperanza; muerte do el vivir se alcanza, no te tardes, que te espero, que muero porque no muero. Estando ausente de ti, ¿qué vida puedo tener, sino muerte padecer la mayor que nunca vi? Lástima
« Te falta una cosa»
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Domingo 16 de septiembre –XXIV – Tiempo Ordinario « Un día que Jesús se ponía ya en camino, uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante Él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener en herencia la vida eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme». Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jes