«La tarea de ser uno mismo»
La mitad de la vida es esencialmente una crisis de sentido y por ello una crisis religiosa. Pero a la vez esconde latente la ocasión y posibilidad de encontrar un nuevo sentido para la vida. La crisis de la mitad de la vida conmueve, confundiendo, los diversos elementos de la existencia humana para separarlos y ordenarlos de nuevo. Desde el punto de vista de la fe, Dios mismo está en esta crisis presente y actuante. Moviliza el corazón humano para que se abra y se libere de todos los autoengaños. La crisis es obra de la gracia (…) La crisis de la mitad de la vida nos coloca ante la exigencia del autoconocimiento que a la vez seria una ayuda para superar la crisis. La gracia de Dios que ha establecido en nuestra cabeza el hasta ahora actual edificio de pensar y de vivir, nos ofrece también la ocasión de conocernos a nosotros no sólo externamente sino en el fondo de nuestra alma, donde nuestro ser intimo está escondido. (… ) En la crisis de la mitad de la vida es Dios