En el recuerdo de nuestros santos, y de nuestros difuntos... La última palabra: Después de la nada última, del silencio y del fracaso, de la sentencia cumplida, de que la tierra se cerrase sobre los restos de un sueño. Después de la injusticia y el abandono. Después de la quietud, de la muerte y el último frío… …un soplo, un aliento, algo. La Vida, irreverente y poderosa, la Luz, eterna, una Fuerza imparable, Dios mismo de otro modo. El juicio humano revocado la tierra, abierta y en ella, el germen de un árbol sin serpiente. Late, al fin, en el culmen de la historia, un fuego que nada podrá apagar. Ahora y siempre. José Mª Rodríguez Olaizola, sj Fuente: Rezando voy
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Mostrando entradas de octubre 26, 2014
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Los hombres de hoy no sabemos qué hacer con la muerte. A veces, lo único que se nos ocurre es ignorarla y no hablar de ella. Olvidar cuanto antes ese triste suceso, cumplir los trámites religiosos o civiles necesarios y volver de nuevo a nuestra vida cotidiana. Pero tarde o temprano, la muerte va visitando nuestros hogares arrancándonos nuestros seres más queridos. ¿Cómo reaccionar entonces ante esa muerte que nos arrebata para siempre a nuestra madre? ¿Qué actitud adoptar ante el esposo querido que nos dice su último adiós? ¿Que hacer ante el vacío que van dejando en nuestra vida tantos amigos y amigas? La muerte es una puerta que traspasa cada persona en solitario. Una vez cerrada la puerta, el muerto se nos oculta para siempre. No sabemos qué ha sido de él. Ese ser tan querido y cercano se nos pierde ahora en el misterio insondable de Dios. ¿Cómo relacionarnos con él? Los seguidores de Jesús no nos limitamos a asistir pasivamente al hecho de la muerte. Confiando en Cristo resucit
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No es bueno vivir corriendo de "aquí para allá". Te vuelves esclavo de un tirano reloj, y dejas de prestar atención a lo verdaderamente importante. Los días pasan raudamente, descansas poco, trabajas de más...y vas adquiriendo la apariencia de una máquina obediente, que culmina deteriorada y averiada... Es momento de detenerte. Plantarte frente a las prisas y demandas de este mundo exitista, y poner los puntos sobre las íes. Si el trabajo y las corridas cotidianas, te roban la sonrisa, te alejan de los amigos y de la familia, te impiden descansar bien y descuidar la oración...es que no estás haciendo las cosas bien. Detente. Toma distancia, y admira la vida sin urgencias. Calidad, no cantidad...Repítelo hasta que lo entiendas... @Ale Vallina
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La constatación de la realidad me dice, cuando paseo por las calles de mi ciudad y veo las ofertas “religiosas y espirituales” que se hacen y, también, cuando oigo los discursos y las propuestas que hace gente que ha pertenecido a la Iglesia y han sido seguidores de Jesús de Nazaret, que algo no hemos hecho del todo bien en el cuidado del crecimiento y del despliegue de las posibilidades de la persona, o así lo perciben las personas que fueron o vivieron en un ambiente creyente. Parece que dentro de la Iglesia no se puede crecer como personas. Muchas veces se presenta no sólo a la Iglesia, no sólo a Dios, sino a la misma religión, tome la forma que tome, enemiga de lo humano: más castrante que estimulante; más portadora de muerte que suscitadora de vida. Esto lo podemos sanar y regenerar desde la propuesta del mismo Jesús, no tenemos que acudir a nadie más: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Est
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Somos peregrinos en esta tierra. Caminantes de caminos llanos a veces, y empinados y escarpados, otras. No hay vida de senderos tranquilos siempre. Como tampoco el camino ha de ser siempre "cuesta arriba". Habrá momentos de calma, y otros de tensión. Los habrá de sonrisas y serena alegría, como así también de convulsión, desconcierto y dudas Lo importante es vivir. Avanzar. Y nunca quedarnos a mitad de camino. No podremos agregar tiempo a nuestra vida. Pero, sí podemos colmar de vida nuestro tiempo. Que así sea. @ Ale Vallina
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El amor al prójimo es la manera más concreta de “retribuir” a Dios su amor. El servicio al prójimo no es la búsqueda de amor sino respuesta de amor. No debo servir a los pobres o ser solidarios con los más necesitados para sentirme bien o ú til. No voy hacia ellos a buscar que me “suban la autoestima”. El prójimo no es objeto. Es el hermano. Y amar al prójimo es reconocer y apreciar, valorar y maravillarse ante la obra creadora de Dios. En el prójimo, nuestro amor a Dios es auténtico. P. Javier Rojas sj
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Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas". Mateo 22,34-40.