Somos generativos desde lo más profundo del corazón y podemos ser “madres” unos de otras y otras de unos. Pero, para ello, deberemos estar más atentos a los movimientos del corazón, a aprender de sus más leves oscilaciones. Escuchamos la voz del Viviente que nos llama a repensar el amor, a entrar aún más adentro de nuestro frío corazón y volver a tomar conciencia de lo que hemos perdido. Nuestra propia historia escondida debe salir a la luz y volver a descubrir su Protagonista oculto, su amor que nos conduce y nos sana. ¿Nos reconocemos capaces de transmitir la riqueza y la debilidad de nuestra vida?

Xavier Quinzà Lleó

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