El hombre está plenamente vivo solo cuando tiene la experiencia genuina, al menos hasta cierto punto, de dedicarse espontánea y legítimamente al propósito real de su existencia personal.  En otras palabras, el hombre está vivo no sólo cuando existe, no sólo cuando existe y actúa, no sólo cuando existe y actúa como hombre (o sea, libremente), sino sobre todo cuando es consciente de la realidad y la inviolabilidad de su propia libertad, y se da cuenta al mismo tiempo de su capacidad para consagrar por entero esa libertad al propósito para el que le fue dada.

THOMAS MERTON

 

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