La soledad que verdaderamente enferma al ser humano es aquella que se siente estando rodeados de otras personas. Cuando nos sentimos solos tenemos tendencia a creer que se debe a la falta de compañía de otras personas. Pero cuando comprobamos que aun estando con ellas nos sentimos solos, es una realidad que desconcierta por completo. Tal vez, no es compañía lo que te falta, sino Presencia. Es una tarea de todos saber estar con uno mismo pero si a ese momento le permites entrar a Dios, tu soledad se llenará de una Presencia que acompaña.
P. Javier Rojas, sj
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