Tercer defecto: Jesús no sabe de lógica. Una mujer que tiene
diez dracmas pierde una. Entonces enciende la lámpara para buscarla. Cuando la
encuentra, llama a sus vecinas y les dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado
la dracma que había perdido» (cf. Lc 15, 89). ¡Es realmente ilógico molestar a
sus amigas sólo por una dracma! ¡Y luego hacer una fiesta para celebrar el
hallazgo! Y además, al invitar a sus amigas ¡gasta más de una dracma! Ni diez
dracmas serían suficientes para cubrir los gastos... Aquí podemos decir de
verdad, con las palabras de Pascal, que «el corazón tiene sus razones, que la
razón no conoce» Jesús, como conclusión de aquella parábola, desvela la extraña
lógica de su corazón: «Os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los
ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta» (Lc 15, 10).
Monseñor Van Thuan
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