Compasión
No hay verdadera compasión si no brota desde un auténtico deseo del corazón. Allí donde nos sabemos, a la vez, heridos y sanados, amados compasivamente, sin méritos, porque sí, porque alguien ha querido hacerse el Guardián de nuestra intimidad.
Xavier Quinzà Lleó, sj (El Dios que se esconde)
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