Abandonado



“Tengo contra ti que has abandonado el amor primero” (2,4). Lo que más nos cuesta es reconocer por entero la pérdida. Nos cuesta, porque sabemos que se nos dice una verdad que no está en nuestra mano, que no podemos conseguir con nuestra propia inteligencia. Se nos echa en cara lo que sufrimos y no reconocemos. ¿Por dónde se nos está escapando, en realidad, la vida?

Xavier Quinzà Lleó, sj

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