Al Padre
Pro sj lo encarcelaron en México, acusado de sabotaje en el conflicto entre
estado-iglesia, y le dieron sentencia de muerte. El 23 de noviembre de 1927,
camino al lugar de fusilamiento uno de los agentes le preguntó si lo perdonaba.
El Padre le respondió: "No solo te perdono, sino que te estoy sumamente
agradecido". Le dijeron que expusiera su último deseo. El Padre Pro dijo:
"Yo soy absolutamente ajeno a este asunto... Niego terminantemente haber
tenido alguna participación en el complot". "Quiero que me dejen unos
momentos para rezar y encomendarme al Señor". Se arrodilló y dijo, entre
otras cosas: "Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis
enemigos".
Antes de
recibir la descarga, Pro oró por sus verdugos: "Dios tenga compasión de
ustedes"; y también los bendijo: "Que Dios los bendiga".
Extendió los brazos en cruz. Tenía el Rosario en una mano y el Crucifijo en la
otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!". Esas fueron sus últimas palabras.
Enseguida, el tiro de gracia. Fue beatificado en 1988 por el Papa Juan Pablo
II.
Es nuestro
beato Miguel Agustín Pro…
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