Yo creo que únicamente Dios puede sanar desde adentro un corazón humano, haciéndole descubrir que es amado y, por tanto, que se le puede amar, que tiene un valor y que Él, Dios, le ama tal cual es, con sus mecanismos de defensa y con su pobreza, así como con sus dones. No hace falta que sea perfecto, pues es su hijo amado. Al amarle de esta forma, Dios le da la vida y la fuerza para crecer hacia un amor mayor y hacia una nueva unidad de su ser. 
Jean, Vanier

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