El maestro les preguntó a sus alumnos:
-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, a quién pertenece el obsequio?
-A quien intentó entregar el regalo,  respondió uno de los alumnos.
Lo mismo vale para  la rabia y los insultos -dijo el maestro- Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los lleva consigo.
Conclusión: Si alguien te insulta, siente enojos por ti o se enfurece con tus éxitos y alegrías, no les prestes atención. Peor para ellos, porque se quedan con tan enfermos sentimientos dentro.

Comentarios