San Ignacio aconseja que antes de ir a la oración pensemos a
dónde voy y a qué. Conviene hacer una composición de lugar: verme delante de
Dios nuestro Señor y de todos sus santos, para desear y conocer lo que sea más
grato a su divina bondad (EE 151), y pedir la gracia para elegir lo que más
gloria de su divina majestad y salud de mi alma sea (EE 152).
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