Cuando somos servidores
humildes de lo posible, cultivamos el misterio de lo imposible. El reino de
Dios ya está sembrado en la historia por el Padre y camina por su propia
naturaleza hacia la cosecha, tanto en los días claros y luminosos como en las
noches oscuras de la historia. Su fidelidad sobrepasa nuestra sensibilidad para
percibirlo. Dios es fiel. Muchos han intentado arrancar de la historia la
experiencia del reino. Han reprimido, matado, exiliado, encarcelado, pero no
han podido extirparlo. […]El reino de Dios ya está presente entre nosotros, y
quien lo percibe ya puede saborear la eternidad en el tiempo, ya vive desde la
experiencia de la cosecha presentida en medio de la cotidianeidad sin brillo.
Benjamín González Buelta
sj
Comentarios