Traición
Día 27
Martes Santo.
Con Jesús por la mañana. “Os aseguro que uno de vosotros me va a
entregar… no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces” (Juan 13,
21-33, 36-38) “Yo pienso en nuestras comunidades: ¡Cuántas veces este pecado!
El pecado de quitarse la piel el uno al otro. De hablar a las espaldas, de
creerse superiores al otro y hablar mal a escondidas… ellos (los apóstoles) han
hecho cosas malas; han traicionado al Señor” (Papa Francisco). ¿Cómo es la vida
en tu comunidad? ¿Qué haces para embellecerla? Habla del hermano para
elogiarlo, si no ¡Calla! Ofrece tu día por la intención del mes.
Con Jesús por la tarde. Sentimiento de
culpa. “Mi pueblo ha
cometido doble pecado: me abandonaron a mí, fuente de agua viva y se hicieron
sus propias cisternas, pozos rotos que no conservan el agua” (Jer 2, 13).
Cuando fallamos podemos hundirnos en una culpabilidad malsana que nos condena y
deprime o, podemos sentirnos apenados deseosos de reparar el daño ocasionado,
pidiendo a Dios nos dé una nueva oportunidad. La culpa que asume el fallo y
mueve a seguir caminando ayuda a madurar en la conciencia de fragilidad. La
culpa que hunde y paraliza daña y hace perder la alegría. ¿Cómo vives la culpa?
Con Jesús por la noche. Abrir el
corazón. Haz una pausa
para cerrar el día. Agradece las personas, los lugares, los momentos de hoy.
¿Cómo han sido los encuentros con tus hermanos? ¿Recuerdas alguno que te haya
inquietado o producido enojo? ¿Mantienes
algún rencor o un perdón que no te atreves a dar? Mira tu corazón y suelta lo
que no ayuda. Toma nota de lo que descubras y entrégalo a Dios.
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