Entregar la propia vida



Día 11

Con Jesús por la mañana. «Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por Él» (Jn 3,14-21). “Me amó y se entregó a sí mismo por mí.  Difícilmente, se encuentra a alguien dispuesto a morir por una persona justa, pero sólo Jesucristo quiere dar la vida “por un pecador como yo” (Papa Francisco). Las renuncias son signo de entrega, sonreír ante las incomodidades, dedicar tiempo a otro, compartir una charla con quien necesite, perdonar al que falla. ¡Sal de ti mismo y elige el estilo de pobreza de Jesús, aprende a renunciar! Ofrece tu día por la intención del Papa.

Con Jesús por la tarde. Abandonarse a Dios. Es difícil abandonarnos en alguien más cuando pasamos por dificultades, sin embargo, es signo de humildad y sabiduría. En el abandono reconocemos que no lo podemos todo y que confiamos en que otro puede ayudarnos, sostenernos y darnos fortaleza. Dios espera que acudamos a Él y se nos hará presente con su amor en las ayudas concretas que nos dispongamos a recibir de nuestros hermanos. El Señor nos ayuda a través de sus mensajeros. ¿Reconoces la presencia de Dios en la vida de tus hermanos?

Con Jesús por la noche. Sembradores de esperanza. Aquieta el corazón. Agradece lo vivido desde el amanecer. ¿Qué situaciones han sido un problema para ti hoy? Hazte consciente del ánimo con que los viviste. ¿Siembras esperanza o te desanimas y contagias desánimo en los demás? De ti también depende construir un mundo esperanzado y abierto a los demás. ¿De qué modo podrías contribuir mañana a construir esperanza? Concreta y apunta un propósito.

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