Dar testimonio
Día 15
Con Jesús por la mañana. “En aquel tiempo, dijo Jesús a los
Judíos: “Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro
que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí” (Juan
5, 31-47). Ya Jesús había dicho que el árbol bueno se conoce por sus frutos; él
se mueve con libertad y busca la vida de las personas, porque esa es la gloria
del Padre: que nosotros dejemos la postración, nos sanemos y vivamos en
plenitud. Pide a Jesús poder dar un verdadero testimonio, poder dar verdaderos
frutos. Reconoce la obra santa de Jesús en tu vida. Ofrécele al Señor tu día
por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde. Demos frutos. El testimonio cristiano no es una
teoría, no es una ideología o un complejo sistema de preceptos y prohibiciones
o un moralismo, sino que es un mensaje de salvación, un evento concreto, es
más, una Persona: es Cristo resucitado, viviente y único Salvador de todos. Él
puede ser testimoniado por quienes han hecho una experiencia personal de Él, en
la oración y en la Iglesia, a través de un camino que tiene su fundamento en el
Bautismo, su alimento en la Eucaristía, su sello en la Confirmación, su
constante conversión en la Penitencia. Pregúntate: ¿Das testimonio de Jesús
hoy? ¿Cómo lo haces en tu vida cotidiana?
Con Jesús por la noche. Navega mar
adentro. Agradece lo
vivido especialmente los momentos en que te has sentido más animado. Navega en
el mar de tu corazón. ¿En qué momento del día has sentido miedo? ¿Qué ideas te
surgieron? El miedo mueve al encierro y la violencia. ¿Cómo reaccionas tú? Pide
a Dios que sane los miedos con amor, para que dejemos de vernos como enemigos o
competidores. Apunta un propósito para mañana.
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