La unidad prevalece al conflicto
Cada vez estoy más convencido de que las personas intolerantes viven en una batalla campal consigo mismas. Están peleadas y disgustadas. Se desprecian y reprochan duramente. ¿Es posible esperar que los demás estén a gusto con nosotros cuando no hay paz en nuestro corazón? En ocasiones nuestros enojos están más relacionados con lo que ocurre en nuestro interior que con lo que hacen los demás. Si queremos disfrutar de la compañía de los demás tenemos que comenzar a reconciliar nuestro corazón. Sin unidad y paz interior no hay posibilidad de descubrir la belleza de la diversidad.