Testigos



Día 2

Con Jesús por la mañana. «Yo soy una voz que grita en el desierto» (Jn 1, 19-28). “En nuestras comunidades estamos necesitados de estos testigos de Jesús… Creyentes que despierten el deseo de Jesús y hagan creíble su mensaje. Cristianos que con su experiencia personal, su espíritu y su palabra, faciliten el encuentro con él… Cristianos sostenidos y animados por él que dejen entrever tras sus gestos y sus palabras la presencia inconfundible de Jesús, vivo en medio de nosotros” (J. A. Pagola). Dirígete a los demás con palabras amables. Refleja en tus palabras serenidad y calma. Ofrece tu día por la intención del Papa.

Con Jesús por la tarde. Palabras de amor. Las palabras que decimos pueden construir o desmoronar a nuestros hermanos. El amor que decimos tener a los demás también se refleja en el estilo de nuestras conversaciones. El amor de Dios Padre se hizo, en Jesús, palabra de Amor creadora de vida. Así nuestras palabras pueden dar vida o quitarla, construir ambientes amorosos o enfermizos. Cuida la palabra que dices a otros, profundiza el propósito de la mañana y examina el modo de dirigirte a los demás.

Con Jesús por la noche. Ofrecer la vida. Tómate unos minutos para recoger lo vivido hoy. Cierra los ojos un momento y respira hondo. ¿Qué momentos te han llenado el corazón de alegría y plenitud? ¿A quién has ayudado hoy? Quédate unos minutos a solas con Jesús. Cuéntale al Señor de tus preocupaciones y disponte a entregárselos a él.  

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