Iglesia y santidad
Día 16
Con Jesús por la mañana. “La Iglesia de Cristo no es más que lo
que somos nosotros, lo que nosotros la hagamos. Cristo vive en ella, es su
cabeza, pero su grado de santidad, su desarrollo y crecimiento dependerá de
nosotros, de nuestra fidelidad al llamado que Él nos hace cada día” (San
Alberto Hurtado). ¿Cómo vives tu filiación a la Iglesia? ¿Eres consciente que
son tus actitudes las que la configuran? ¿Te sientes parte de sus logros y de
sus fracasos? Ofrece tu día por la Intención del Papa y ten una actitud
misericordiosa con todas las personas.
Con Jesús durante el día. “Jesús dijo a sus discípulos: Les
aseguro que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo en la
tierra, les será concedido por mi Padre que está en los cielos; pues donde dos
o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy allí en medio de ellos” (Mt 18,19-20).
¿Acoges a quienes menos quieres como hermanos en el Señor? ¿Pides a Jesús por
las necesidades de los demás? ¿Abres tu corazón al encuentro con Jesús y tus
hermanos? En silencio repite. “Ven, Señor Jesús”, mientras continúas poniendo
en práctica el propósito de la mañana.
Con Jesús por la noche. Agradece y
entrega. Aquieta el
corazón y disponte a mirar lo vivido. Cada día es un regalo. ¿Qué motivos
tuviste hoy para agradecer? ¿Qué momentos te llenaron de plenitud? ¿Qué
personas te alegraron? Agradece por
ellas. Toma nota de lo más significativo del día. Entrega al Señor la jornada
que termina.
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