Fe y testimonio
Día 24
San Bartolomé Apóstol
Con Jesús por la mañana. “Sólo nosotros podemos dar a los
hombres la fe que tanto necesitan; dársela no con palabras ni con prácticas
superficiales, sino con ese sentido de lo divino que llena nuestras vidas, con
esa visión de eternidad que guía nuestros actos, con el sentimiento de la
presencia de Dios que da solemnidad a todas nuestras acciones” (San Alberto
Hurtado). Actúa de manera que tu accionar sea testimonio de la presencia Dios
entre tus hermanos. Embellece los diálogos, sonríe y no te apresures por
responder, hoy escucha antes de hablar. Ofrece tu día por la intención del mes.
Con Jesús durante el día. “Entonces, dijo Natanael: Maestro, tú
eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Acaso crees
porque te dije que te vi debajo de la higuera? ¡Verás cosas más grandes
todavía!” (Jn 1,49-50). Cada día el Señor realiza grandes maravillas. Haz un
alto en tu día y reflexiona: ¿Puedes reconocer el paso silencioso, y el obrar
de Jesús, en medio de tu ruidosa jornada? Con confianza repite pausadamente: “Señor,
dame un corazón atento” mientras renuevas el propósito de la jornada.
Con Jesús por la noche. Hazte
consciente. Detén la
marcha del día y aquieta el interior. Dios te acompaña en el camino, aprende a
reconocer su paso para crecer en sabiduría interior. Trae a la memoria los
acontecimientos y las personas que hoy pasaron. Agradece todo. ¿Cómo ha sido tu
día? ¿De qué modo Dios se te ha hecho presente? ¿Qué has aprendido? ¿Hay
necesidad de enmendar algo o pedir perdón? Toma nota de lo que resuena en tu
interior.
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