Consolad
Día
26
Con
Jesús por la mañana. «Todos
tenemos necesidad de consuelo, porque ninguno es inmune al sufrimiento, al
dolor y a la incomprensión. Cuánto dolor puede causar una palabra rencorosa,
fruto de la envidia, de los celos y de la rabia. Cuánto sufrimiento provoca la
experiencia de la traición, de la violencia y del abandono; cuánta amargura
ante la muerte de los seres queridos. Sin embargo, Dios nunca permanece
distante cuando se viven estos dramas» (Papa Francisco). Expresa ternura con el
que sufre por medio de un abrazo, de una caricia y con palabras llenas de
esperanzas. Ofrece todo lo que vivas por
la intención del Papa.
Con
Jesús por la tarde. «Llevaron
ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo
barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había
adquirido la vista. Él les contestó: Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo»
(Jn.9,1-38). ¿De qué cegueras te curó Jesús en la vida? Agradece su consuelo.
Repite al ritmo de tu respiración “Señor, que vea” mientras continúas llevando
consuelo a otros.
Con
Jesús por la noche. Repasa
tu semana. Jesús te acompañó toda la semana, estuvo contigo y permanece en ti.
¿Qué sentimiento predominó? ¿En qué momentos te has sentido pleno? ¿Qué te
hubiera gustado que fuera diferente? ¿Qué quieres agradecerle a Dios de modo
especial? ¿Qué te propones para la semana próxima?
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