Soltar amarras
Con Jesús por la mañana. Las cosas de este mundo nos atraen, por el
áurea que generan, hasta llegar a hipnotizarnos. A veces con tanta intensidad que perdemos de
vista el fin mayor al que hemos sido llamados, Dios. Cosas, personas, situaciones
se transforman en fines, nos poseen, pues buscamos en ellas esos falsos
sustitutos de la plenitud que sólo Dios puede dar. Él es fin y la verdadera
fuente de vida, todo lo demás es medio. Ofrezco mi día por las intenciones del
Papa. ¿Qué cosas me obsesionan? ¿En qué relaciones o situaciones pierdo
libertad?
Con Jesús durante el día.
«Con sólo tocar su manto quedaré sana» (Mt 9, 21). Soltaré y dejaré
partir aquellas realidades que no me ayudan a vivir en plenitud, que me quitan
vida, paz y libertad.
Con Jesús por la noche.
Doy gracias a Jesús
por el día. ¿Pude reconocer las cosas que me atan o estoy apegado/a? ¿Pude
soltar y liberarme? Pido perdón. Mañana comenzaré a soltar todo aquello que me
quita libertad. Pido por la libertad y vida plena de los pueblos aborígenes.
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