Si me invitas a ver dónde es tu casa, lo más importante no
son los proyectos que tienes para mí, sino que me invitas a caminar contigo
hacia el futuro (Mc 1,17).
Si me llevas a tu casa, lo más importante no es que crea que
te busco, sino que me sienta llamado y buscado por Ti en todas partes. (Gn.
3,9).
Si me arriesgo a seguirte hasta tu casa, lo más importante
no es los nombres que te han dado, sino que Tú tienes el mío tatuado en la
palma de tu mano (Is. 49,16).
Si entro para quedarme en tu casa, lo más importante no es
que llene todo espacio con mi palabra, sino que deje hablar tu voz que gime en
lo más profundo de mi alma. (Rm. 8,26).
Si tu casa se ha convertido en casa de amigos, lo más
importante no es que yo hable de Ti con palabras sabias, sino que deje
trasparentar las marcas de tu cuerpo en mi existencia. (2 Cor 4,10).
Si en tu casa he aprendido a estar en propia casa, lo más
importante no es que yo compita contigo en el amor, sino que comparta con gozo
tanto amor que Tú me ofreces. (Jn 13,1).
Si tu casa es la casa de la luz, lo más importante no es que
yo alumbre como lámpara, sino que deje arder el fuego de tu Palabra que
enciende mis huesos y me lanza. (Jr. 20,9).
“Lo más Importante” – Jesuitas España
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