Iba en un vuelo hacia Madrid cuando aconteció en el avión una escena deliciosa. Un padre pone a su pequeña de tres años sobre sus pies y la lleva caminando a grandes zancadas por el pasillo. Ella alcanza a mirarme con sus ojillos claros como diciéndome en silencio: “¡ves que bien voy!” Yo le sonrío y siento que así nos llevas tú, Dios mío, subidos sobre ti y hacia adelante.
Mariola López rscj

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