Escuchar con el corazón es dejar que la palabra eche raíz y sea fecunda.
Es bajar por la palabra hasta su napa más profunda y beber con quien nos habla del agua que lo inunda.
Escuchar con el corazón es cimentar sobre roca una certeza bien rotunda.
Es ajustar en claridad la palabra que retumba.
Es despertar en caridad a los que nada les perturba.
Escuchar con el corazón es dejar que se vulneren las defensas y las dudas.
Es dar tiempo al que viene porque sabe que lo escuchan.
Es traducir los sonidos que las palabras pronuncian y convertirlos en latidos donde las emociones pulsan.
Escuchar con el corazón es sacar a la esperanza de su tumba; es guiarla por la senda de una vida que aún da la lucha hasta abrirle camino entre la noche y la penumbra.
Escuchar con el corazón es ofrecer los lazos que las amistades fundan.
Es abrir el espacio donde dos distintas vidas, distinguiéndose se aúnan.
Es marcar el tramo en que las huellas, por un tiempo, marchan juntas.
Escuchar con el corazón es ser partero de las cosas importantes que se alumbran.
Es salir a esperar al que ha perdido ya su ruta, y escuchar los pasos del que vuelve, después de su penuria.
Escuchar con el corazón es auscultar a Dios, que está feliz de hacernos upa.
Javier Albisu sj

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