Querida familia, amigos y peregrinos;

El 1 de septiembre cerca de las 10 hs llegue a Santiago de Compostela después de recorrer casi 800 km en 30 días. Como ya les dije en otra oportunidad, el camino es algo muy PERSONAL… tanto, que las experiencias que se viven son tan intensas que se hacen muy difícil ponerlas en palabras. 
Caminar y peregrinar son cosas muy distintas. Todos no ponemos en camino alguna vez en la vida y por distintas circunstancias o por distintos motivos. Todos tenemos metas, objetivos que deseamos alcanzar, pero en el camino hacia Santiago de Compostela, suceden cosas muy difíciles de explicar. El camino hace que el caminante se transforme en peregrino, que las metas se clarifiquen y que el horizonte se vaya haciendo cada vez más nítido. El camino cuestiona, responde y corrige… El camino se abre a cada paso y se transita con lo que se tiene en el corazón y en la “mochila”. 
Cuando eres “caminante”, te apremia el llegar pronto. Te preocupas por no tener lugar en un alberge. Las ampollas, los dolores en el talón o en las rodillas acaparan toda la atención. Sólo te preocupas por los km… cuando eres peregrino… ¡eso es otra cosa!!! El camino se vuelve historia. Los rostros “nuevos” se hacen familiares. Los paisajes reflejan la grandeza de Dios… los encuentros con los demás peregrino se convierten en el regalo más MARAVILLOSO de todo el camino. ¡He conocido a tanta gente!!! ¡Son tantos los que me han regalado de su presencia que no tengo palabras para agradecerles.!!! Muchos dicen que las coincidencias no existen… y te puedo asegurar que después de caminar un mes, verdaderamente no existen, Ja!. Cada encuentro fue un verdadero milagro. Cada día al despertar y ponerme a caminar pedía a Dios que los encuentros con los demás tuvieran ese toque de gratitud que solo Él sabe dar a las cosas… y así fue. La gratuidad de los encuentros hizo que mi camino fuera verdaderamente maravilloso. Puedo recordar ahora cada rostro, cada risa, cada comida… 
Puedo decir que después de aquel día que camine 50km desde León a Astorga el dolor de rodillas, tobillos y las brutas ampollas que me salieron en los pies hicieron que mi camino diera un vuelco enorme… Es misterioso lo que el dolor puede hacer en nosotros. Misterioso y …maravilloso a la vez. Misterioso porque en la mayoría de los casos es muy difícil encontrar respuestas para el, y, maravilloso, porque es igualmente inexplicable como vuelve la mirada más transparente y los sentimientos más auténticos. El dolor en los pies me hizo caminar muy lento. Me exigió dejar de lado el ritmo de caminante, para dar pasos al peregrino. Ello significa ir más lento… no tener prisa. Vivir el momento sin preocuparse “demasiado” en lo que vendrá. Tener claro el horizonte, pero dejar que el camino (la vida) imponga el ritmo. Tal vez nunca lleguemos a todas la metas que nos proponemos, ni alcancemos todos los logros que deseamos. Pero es cierto que si vivimos cada paso sintiendo el “aquí y ahora”, tal vez no haya que ir tan lejos ni tan aprisa para encontrar lo que se busca. Lo que esperamos encontrar al llegar al final de cada etapa, tal vez está mucho más cerca de lo que creemos. Cuando llenamos de expectativas el final, la meta, la cumbre,… a veces quedamos demasiado decepcionados. Sin embargo, cuando aprendemos a mirar cada momento de nuestra vida, cada paso que damos, cada rostro que contemplamos, cada palabra o sonrisa que oímos, cada comida que saboreamos, cada apretón de mano, cada abrazo que damos y recibimos, con ojos y corazón de peregrino, descubrimos más de lo que esperamos y la vida se vuelve así un maravilloso CANTO DE GRATITUD. 
Gracias apóstol Santiago por las gracias concedidas. Gracias por las MARAVILLOSAS personas que he conocido. Gracias por los largos caminos de peregrinación “Sólo y a pie” y gracias por llenar mis silencios y soledad con la palabra, el gesto y la sonrisa de tanta gente que se hizo “mi compañero en el camino”. 
Gracias a los amigos, a mi familia (Rojas-Gimenez) a los que amo tanto, a mis hermanos jesuitas, (compañeros y peregrinos) y los que me acompañaron con sus comentarios, saludos. Y gracias sobre todo por hacer del día de mi cumpleaños un día especial. 
Gracias Dios por estar SIEMPRE a mi lado…GRACIAS!

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