La Iglesia no debe convertirse en el “Club de los Reprimidos”, sino en el lugar donde se aprende lo que significa amar con todas las letras. Abundan los que llenan las Iglesias y recurren a Dios no porque lo amen, sino porque le temen. Temen su castigo, temen su abandono, temen su condena eterna…No eduquemos en la obediencia, por miedo al castigo…sino en el amor que nos hace agradecidos.
P.Javier Rojas sj
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