Con este pensamiento: que no hay dolor estéril, que nada sucede por casualidad y que las enseñanzas nos llegan tanto por las alegrías como también a través del dolor nos despedimos Dios mediante hasta mañana.
Todo en nuestras vidas tiene un propósito porque Dios no juega a los dados con nuestras vidas. Aún los tragos amargos nos regalan enseñanzas...
Ayúdanos Señor a aceptar tus designios, aun cuando no los comprendamos...
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